Dicen que te has marchado
dejando atrás las suplicas de tu amante
sin voltear siquiera
a ver sus labios arañar tu sombra
Dicen lo has hecho a grandes trancos
como si temieras
ser alcanzada por el remordimiento
o peor aún, por las tardes agonizando en su pecho
Lo que no dicen
es el hecho de que tu huida
tanto tiempo postergada
es un intento vano, un manotazo de ahogado
un artilugio de titiritero dirigido a la desperanza
Tampoco dicen
el velorio perpetuo en el cual anda tu alma
el peso inmenso de tu corazón ahora muerto,
la plegaria amalgamada que descansa sobre tus espaldas
Lo que no saben
es que entre desolados parajes
has encontrado por fin la calma,
decidida a envejecer
junto al recuerdo peregrino del amante perdido.
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miércoles, 21 de abril de 2010
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